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lunes, diciembre 18, 2006

¡ Haciendo el Belén !




La costumbre vieja y nueva de hacer el Belén en la casa, escuela, asociación, parroquia... me resulta agradable y llena de ternura. La costumbre de comprar y comprar con motivo de la Navidad me resulta un “sin sentido”. En la preparación del Nacimiento abunda la participación, el sentimiento, el recuerdo y la fe. En el consumismo se da todo lo contrario.

La tradición del Belén lleva consigo que unos preparan el musgo, otros las figurillas, un tercer grupo se encarga de lo más central: El portal. Los más mañosos se hacen cargo del río (que baja desde la alta montaña), de la fuente y de la iluminación. No falta trabajo para nadie, ni tampoco falta imaginación para realizar este pequeño-gran misterio.

Mientras vamos colocando las piezas y delante de esas figuras llenas de vida (que hacen presente el nacimiento de Jesucristo en Belén) es fácil recordar las últimas palabras de la Biblia que repetían las primeras comunidades cristianas como grito y oración: ¡VEN, SEÑOR JESÚS! (Apocalipsis 22,20).

¡Qué significativo es que la Biblia empiece con el Dios Creador y termine suplicando la venida de Jesús!

¡VEN, SEÑOR JESÚS! Porque las gentes siguen explotadas y maltrechas, porque la libertad está maniatada, porque no acabamos de salir de la opresión, porque caminamos con lentitud y la marcha es larga, porque, en definitiva, la Creación necesita tu Salvación.

¡VEN, SEÑOR JESÚS! Para que los grandes almacenes no nos roben la Navidad, para que la Iglesia siga naciendo de la pequeñez, para que las celebraciones de los cristianos sean acontecimientos salvadores, para que la pobreza del Nacimiento nos haga solidarios con los países del Sur, para que...

Así el Belén de la tradición se convierte en el Belén de la realidad, en un grito a favor de la vida, del Señor Jesús ¿O no es eso lo que nos trae Belén?


Antonio Hernández-Carrillo