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jueves, julio 30, 2009

¿Qué reforma laboral necesitamos?

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Publicado en el Ideal de Granada el 27-07-09
Jose María García Gálvez



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----- Con el argumento de salir de la crisis económica, son muchas las voces que se levantan estos días planteando una reforma laboral profunda, en la que la flexibilización de contrato, horaria, salarial y de lugar de trabajo se convierta en la norma, acabando con lo que algunos llaman “las rigideces del mercado de trabajo” facilitando con ello que las empresas tengan garantizado que la mano de obra no sea obstáculo a la hora de abrir, cerrar o cambiar de actividad cuando les interese.

----- Quienes proponen estas medidas, las presentan como algo necesario y bueno para todos, ocultando que el modelo que combaten de la estabilidad laboral, -con un cierto grado de seguridad vital de los trabajadores y de sus familias y con un cierto reconocimiento práctico de derechos laborales-, viene siendo desmontado durante los últimos 30 años con cada una de las sucesivas reformas laborales habidas, y sustituido por el modelo de la flexibilidad y la precariedad laboral.

----- Con cada reforma laboral aplicada hasta hoy, el mundo obrero y del trabajo ha experimentado una larga secuencia de efectos negativos constatables en:
  • la vida de las personas: las cuales han experimentado mayor inseguridad en el empleo, el debilitamiento del ejercicio de los derechos del trabajo, la degradación de las condiciones laborales para cada vez más trabajadores, lo que ha generado también inseguridad y dependencia vital para muchos, porque la inseguridad en el empleo (por tanto en los medios de subsistencia) produce en si misma inseguridad vital al convertirse en un mecanismo que obliga a la aceptación de cualquier tipo de trabajo.
  • la vida de las familias: porque el tiempo productivo, con su exigencia de disponibilidad, largas jornadas y altos ritmos de producción invade cada vez más espacios del tiempo personal y familiar, lo que desestructura la vida de las personas y dificulta el poder vivir humanamente, dedicando el tiempo necesario a la vida afectiva, a la educación de los hijos, a la atención de los mayores…
----- Vistas las consecuencias que para la persona han tenido las anteriores reformas laborales y las que se barruntan, como Iglesia comprometida con la justicia en el mundo obrero nos venimos preguntado, e invitamos a que desde el ámbito de la política, la economía, la cultura, la empresa, el mundo obrero y del trabajo, …, se pregunten y traten también de responder, en la perspectiva de construir otro mundo más justo:

1.---¿Qué papel deben jugar en la vida de cualquier empresa sus trabajadores, es decir, las personas que la hacen funcionar, aunque no deciden nada sobre su funcionamiento, orientación productiva, organización, etc.?

----- La Iglesia defiende que: al trabajo tiene prioridad con respecto al capital. Este principio se refiere directamente al proceso mismo de producción, respecto al cual el trabajo es siempre una causa eficiente primaria, mientras el capital, siendo el conjunto de los medios de producción, es sólo un instrumento. (Compendio de la doctrina social de la Iglesia (CDSI) nº 277) Los medios de producción no pueden ser poseídos contra el trabajo, no pueden ser ni siquiera poseídos para poseer. (Laborem exercens, 14) Su posesión se vuelve ilegítima cuándo sirve para impedir el trabajo de los demás u obtener unas ganancias que no son fruto de la expansión global del trabajo y de la riqueza social, sino más bien de su limitación, de la explotación, de la especulación y de la ruptura de la solidaridad en el mundo laboral. (Centesimus annus, 43)

2.--- ¿Qué papel le otorgamos al trabajo en nuestra sociedad? o dicho de otra forma, ¿realmente el trabajo es únicamente una actividad productiva que las personas eligen realizar o no y que solo sirve para generar unos ingresos que posibilitan un nivel de consumo?

----- Para la Iglesia: El trabajo debe ser honrado, porque es fuente de riqueza o, al menos, de condiciones para una vida decorosa, y, en general instrumento eficaz contra la pobreza. Es un derecho fundamental y un bien para el hombre, un bien útil, digno de él, porque es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. El trabajo es necesario para formar y mantener una familia, adquirir el derecho de propiedad y contribuir al bien común. (CDSI nº 257, 287)

3.--- ¿Acaso los trabajadores pueden ser cambiados, sustituidos, desechados,… como cuando se cambia una máquina o se desenchufa? ¿Es igual? ¿Son simplemente seres prescindibles, hacia los que no hay ninguna obligación moral?

----- La Iglesia sostiene que: …el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo… (Catecismo de la Iglesia Católica, 2428) El trabajo es un bien de todos, que debe estar disponible para todos aquellos capaces de él. La plena ocupación es, por tanto, un objetivo obligado para todo ordenamiento económico orientado a la justicia y al bien común. (CDSI nº 288)

----- Efectivamente, necesitamos una reforma laboral, pero hay que cambiar la orientación. La perspectiva no puede ser la del capital. Tiene que ser la de la persona del trabajo. Así todos saldremos ganando, sobre todo en humanización.



José Mª García Gálvez
Hoac de Granada