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sábado, julio 26, 2008

Vivir desde la fe de la Iglesia la acción política en el mundo obrero



Comunicado de la HOAC. Curso de verano 2008



------Durante los días 19 al 23 de julio se han celebrado en Salamanca, en la Casa de Espiritualidad de los Padres Paúles, unas jornadas de reflexión de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), donde más de doscientos militantes y simpatizantes de esta organización eclesial hemos profundizado, desde la fe cristiana, en la acción política que hoy es necesario vivir en el seno del mundo obrero y del trabajo. Nos han acompañado en esta reflexión el sociólogo y profesor de la Universidad Pontificia de Comillas D. Fernando Vidal Fernández y D. Francisco Porcar Rebollar, militante de la HOAC de la diócesis de Segorbe-Castellón. Sus aportaciones, junto a la experiencia de los militantes de la HOAC en las realidades obreras, nos han servido para renovar nuestra fe y el compromiso político que se desprende de ella.

En estas jornadas hemos constatado que:
  1. 1. Vivimos un cambio de sociedad con profundas convulsiones, que se nos presenta con grandes amenazas para la vida de los hombres y mujeres del mundo obrero, pero también con posibilidades para la vida humana.
  1. 2. En esta situación comprobamos cómo el sistema de producción y consumo que domina la sociedad y los cambios sociales sigue empobreciendo a amplios sectores del mundo obrero, agravado por la crisis que estamos padeciendo.

  2. 3. Además, en esta situación, dicho sistema de producción y consumo está configurando la vida de las personas de forma que resulte funcional para su pretensión de producir y consumir. Se está generando una forma de sentir, pensar y actuar (una cultura) que se ha vuelto hegemónica y que orienta la existencia de las personas haciendo deseable la forma de vida que dicho sistema necesita para su funcionamiento.

  3. 4. Esta realidad está rompiendo la sociabilidad humana, provocando un radical empobrecimiento de las personas y de las relaciones que se dan entre ellas. A las personas se les está arrebatando la dimensión política de su naturaleza humana, impidiéndoles hacerse responsables de su vida y de la suerte de sus semejantes.

  4. 5. Esta situación de cambio y esta realidad del mundo obrero necesitan una nueva cultura política que haga frente a este proceso de empobrecimiento y deshumanización del mundo del trabajo y del conjunto de la sociedad.

  5. 6. La Doctrina Social de la Iglesia nos reclama que desarrollemos la acción política como una realidad constitutiva de nuestra humanidad y como camino de humanización y felicidad. Una dimensión esencial de la vida de las personas que no se puede ni se debe mutilar.

  6. 7. Una concepción que encierra una visión de las personas no como individuos aislados sino como seres personales y comunitarios; no como seres competitivos sino creados para la cooperación desde el amor y la libertad; no como seres que buscan el propio interés sino que anteponen la búsqueda del bien para los demás. Una visión de la política como camino privilegiado para vivir el amor concreto a los demás buscando construir justicia en las relaciones sociales, para que sea posible la dignidad de todos.

  7. 8. Pero junto a esta concepción de la política también se desprende una metodología de la acción política. Es fundamental incorporar a la acción política el poner a las personas y a los pobres en el centro de la misma. Y eso, hoy por hoy, significa, además de un cambio estructural, dar protagonismo a las personas en su proceso de liberación. Es necesario reconstruir la dimensión política de la naturaleza humana, especialmente de las víctimas del sistema de producción y consumo.

  8. 9. Y aquí, toda la Iglesia debemos animar y formar un compromiso evangelizador de los cristianos con un fuerte componente político y de responsabilidad social y desarrollar una Acción Pastoral Comunitaria que sea expresión de la Caridad Política. Reconociendo los signos de esperanza y de presencia de las semillas del Reino de Dios y potenciando las posibilidades de humanización que también existen en el momento presente.

  9. 10.Por último, nos comprometemos a impulsar en el mundo obrero y al interior de la Iglesia un diálogo que ayude a desarrollar una acción política que responda al Plan que Dios tiene sobre la realidad y al proyecto de humanización que Jesucristo nos ofrece.

-----Pedimos a Nuestro Señor, el Cristo Obrero, que nos dé la fuerza y la espiritualidad necesaria para encarnar esa cultura política inmersos en el corazón sufriente del mundo obrero. Sólo desde una vida y un compromiso evangelizador, como respuesta agradecida al amor de Dios, seremos capaces de caminar en nuestro servicio al mundo obrero.




Salamanca a 23 de julio de 2008