Páginas

miércoles, enero 14, 2009

Empobrecidos, mundo obrero y lucha por la justicia

<<-Indice


Publicado en el Ideal de Granada el 12-01-09
José María García Gálvez






----


---- Nuestra sociedad no tiene una conciencia clara del escándalo que representa la pobreza en nuestro mundo. Por lo general, sabemos que existen pobres, incluso muchos pobres, pero no somos conscientes de lo que este hecho significa. Estamos en un mundo con recursos económicos, científicos, técnicos,… más que sobrados para vivir todos con lo suficiente para tener una existencia digna. Sin embargo, esto está muy lejos de ser así. Tampoco hay conciencia social de que sea un problema de radical injusticia. Injusticia en el conjunto del planeta e injusticia en cada uno de los países, incluidos los ricos, donde también abundan los empobrecidos.

---- En sociedades ricas como la nuestra existe una notable indiferencia social ante el hecho de la pobreza. Vivimos como si no existiera. Predomina la visión/convicción de que el crecimiento económico resolverá por si mismo las necesidades sin damos cuenta de que el enorme crecimiento económico de las últimas décadas no ha representado nada para resolver el problema de la pobreza y tampoco hay un cuestionamiento general de porqué no ha sido así.

---- El objetivo de buscar justicia para todos, -que sólo puede construirse en la medida en que se busca expresamente y su consecución orienta las actuaciones sociales y personales- se ha ido debilitando cada vez más y ha sido sustituido por el objetivo del bienestar, asentado sobre un crecimiento económico permanente y por la afirmación de derechos individuales de todo tipo, con muy escasa conciencia de las responsabilidades hacia los demás, especialmente hacia los empobrecidos, y hacia el bien común. Quizás por eso mismo, tampoco somos realmente conscientes de lo que representa el problema ecológico para las futuras generaciones, ni lo entendemos como el problema de justicia que es.

---- Este debilitamiento o pérdida de la perspectiva de la justicia no significa que no existan personas y organizaciones que luchan con toda generosidad, solidaridad y entrega por los empobrecidos. Existen; lo que pasa es que socialmente no se cuestionan las causas de ese empobrecimiento. Se da por bueno el sistema social y la forma de vida que lo genera y lo sostiene, sin ir más allá de combatir sus manifestaciones más extremas y sin verlo como el problema social que es.

---- Esto que pasa con la pobreza y la justicia ocurre con el mundo obrero. Existía una, al menos, relativa conciencia social de la estrecha relación entre mundo obrero y empobrecidos, entre la organización del trabajo, las condiciones laborales y la dependencia de muchos trabajadores. Lo que ocurría en el trabajo se consideraba socialmente muy importante. Hoy no es así. Esa conciencia social ha desaparecido, incluso en el mundo obrero.

---- En nuestros días no se ve la relación entre trabajo y empobrecimiento, igual que no se percibe la situación del mundo obrero como un problema social importante, aunque halla problemas muy gordos. Como muestra, un botón:

---- Lo que está ocurriendo con la siniestralidad laboral. Algo tan extraordinariamente grave, con tantos muertos (150 en Andalucía, 17 en Granada durante el pasado año), inválidos y familias destrozadas cada año, apenas tiene cabida en la conciencia social, es como si no existiera. Seguramente porque los accidentes laborales se ven como una fatalidad, algo inevitable, y no se perciben como lo que son: una realidad vinculada a las condiciones laborales. La conciencia generalizada es que lo que ocurre en el mundo obrero y del trabajo es lo normal y que se tiene que aceptar como lo que hay. No se cuestionan las causas de la actual situación laboral, la cual se considera la normal para el mundo de hoy.

---- Estos dos problemas: el debilitamiento de la lucha por la justicia y la falta de conciencia de lo que pasa en el mundo obrero, están estrechamente relacionados y no son más que manifestaciones del hecho de que el capitalismo se ha hecho dueño y señor de la vida social, imponiendo su visión de que es necesario el crecimiento continuo y sin límites de la economía; de que cada cual se esfuerce por conseguir el mayor lucro posible, creyendo que al ser humano lo mueve ese motor, el cual necesita para funcionar del menor número de obstáculos y de la mayor libertad para la libre competencia. El capitalismo ha convertido todo en mercancía susceptible de extraerle beneficio (las cosas, las relaciones, las necesidades, el trabajo, la naturaleza…).

---- Colocada la lógica economicista en el centro de la vida social y haciendo que todo gire en torno al beneficio económico, el sistema no puede permitir que la rentabilidad sea subordinada a otros fines sociales como por ejemplo, la justicia, los derechos laborales o incluso, la vida del trabajador o la dignidad de los empobrecidos.

---- Vivir de esta manera tiene un precio que el hombre –varón y mujer- está pagando en deshumanización. Entender lo que le pasa al hombre de hoy, cómo le afecta el ecosistema creado por el capitalismo, desentrañar los mecanismos de producción de empobrecidos, de víctimas (conscientes o inconscientes) de este sistema es uno de los retos fundamentales que tenemos en la Iglesia, junto al de experimentar modelos de vida, de relaciones comunitarias, de presencia comprometida en los caminos en los que están tiradas las víctimas hoy, para que estas sean reconstruidas, sanadas. Esa será la consecuencia de ir configurando nuestra vida desde la humanidad encarnada por Jesús de Nazaret.


José María García Gálvez
HOAC Granada