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lunes, febrero 02, 2009

CASOS AISLADOS





Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 111 del periódico "TU"



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-----Basta abrir las páginas de un periódico o escuchar un rato la radio o ver alguna información de cualquier televisión para darse cuenta de la violencia que se produce cada día: uno mata con pistola, el otro agrede con arma blanca y el de más allá cae abatido por la violencia.

-----Quitando, por supuesto, todo morbo a estas noticias, quisiera yo hacer algunas preguntas: ¿Por qué no se habla de la familia, de la infancia y de la historia del violento? ¿Por qué se silencia la educación que recibió? ¿Por qué son solamente casos aislados? En definitiva: ¿Por qué no se va al fondo y se implica a la sociedad?

-----Estoy apuntando a la idea tan cristiana de que un cuerpo está sano si todos sus miembros lo están con él y si el cuerpo se encuentra enfermo, todos los miembros lo están.

-----¡Qué fácil es situarse fuera de la noticia escabrosa! (son personas indeseables, se dice). Sin embargo, ¡qué hermoso es afirmar que todos estamos en el mismo barco para bien y para mal!

-----Esta última idea es la que proviene de las primeras comunidades cristianas como consecuencia del Mandamiento Nuevo (Juan 15, 12-15) y como expresión concreta del Cuerpo Social de Cristo que aparece en muchas de las cartas S. Pablo y especialmente en estas palabras: “Los miembros aparentemente más débiles son los más necesarios; y a los que parecen menos dignos, los rodeamos de mayor cuidado; a los que consideramos menos presentables los tratamos con mayor recato, lo cual no es necesario hacer con los miembros más presentables. Y es que Dios hizo el cuerpo, dando mayor honor a lo menos noble, para evitar divisiones en el cuerpo y para que todos los miembros se preocupen unos de otros. Así, si un miembro sufre, con él sufren todos los miembros; si un miembro recibe una atención especial, todos los miembros se alegran” (1ª Corintios 12, 22-26).

-----Si la violencia se trata aislada de su contexto, nunca se llega a la raíz. A la sociedad es a la que hay que sentar en el banquillo. ¡No andemos con rodeos!