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miércoles, abril 07, 2010

28 DÍAS DE HUELGA DE HAMBRE CONTRA EL PARO



Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 120 del periódico "TU"


----Era un soplo de vida escuchar a Juan Carlos. Juan Carlos era uno de los seis encerrados en huelga de hambre durante veintiocho días. Y digo que era un soplo de vida porque hablaba con una fuerza interior indescriptible y una capacidad de aguante a prueba de bomba. No le faltaba talento para trasmitir las convicciones personales. Su situación anímica la describe perfectamente la respuesta que me dio cuando le preguntaba que cómo podía aguantar tantos días de ayuno. Me dijo que sencillamente podían mantenerse él y sus compañeros por la fuerza de la razón.

----La fuerza de la razón, ¡parece mentira!, en un cuerpo sin vida, escuálido y amarillento tiene capacidad de mover montañas.

----Se trataba de un grupo de parados que fueron a pedir trabajo al ayuntamiento, fueron expulsados de allí y buscaron refugio en los salones de la parroquia en donde fueron acogidos por el párroco Gerardo que lo tenía claro cuando les dijo que la Iglesia tiene que acoger con cariño a todo el mundo y más a estas familias maltratadas por el paro, achicharradas con las hipotecas y hambrientas de pan y justicia.

----Estos cuatro hombres y dos mujeres en lucha por un puesto de trabajo (y también su parroquia) son un Evangelio viviente. Son también una voz profética contra los poderes de este mundo (a veces tan satisfechos). Y constituyen una llamada a tantos hombres y mujeres parados y distraídos por la gran cantidad de títeres y opios que les impiden levantarse.

----Nuestros huelguistas encarnan las ocho bienaventuranzas, pero especialmente éstas dos: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" y "dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados" (Mateo 5, 3 y 6).

----Todo esto sucedía en un pueblo de Granada que se llama Maracena. Terminaron el encierro y huelga de hambre con un acuerdo aceptable con el ayuntamiento para con los parados del pueblo.