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sábado, febrero 09, 2008

EL NO A LOS DISCURSOS




Antonio Hernández-Carrillo

Publicado en nº 103 periódico "TU"





-----A algunas personas se les pregunta por su vida e inmediatamente te sueltan un discurso sobre su gran historia, las muchas actividades suyas y su futuro prometedor creyendo mostrar así su personalidad.

-----A Jesús el Nazareno también se le preguntó sobre su vida y misión. ¿Cuál fue la respuesta? Vamos a leerla, pero ya adelantamos que no mostró, por supuesto, el currículo personal repleto de palabras ni nada parecido. La contestación se encuentra en el Evangelio de Mateo 11, 2-5. Merece la pena volver sobre ella:

-----“Juan, que oyó en la cárcel las obras de Jesús, envió a sus discípulos a preguntarle: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les respondió. Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el Evangelio a los pobres.

-----Nada de teorías ni discursos. ¿Por qué? Porque su sola presencia deja huellas, cambia a las personas, abre camino a la esperanza, promueve una existencia diferente, inaugura una nueva vida…

-----¿Cuándo nos convenceremos los humanos de que los discursos (todos, pero más los que crispan y van siempre a la contra) nos dejan tristes con nuestras cojeras, sorderas, lepras, pobrezas y muertes? ¿Y cuando, por el contrario, tomaremos conciencia de que “obras son amores y no buenas razones”?

-----¡Qué fácil es discursear y qué grande es que la vida entera sin tapujos ni escondites (sin palabras vacías) sea una oferta de salvación frente a tantas esclavitudes!

-----Vamos a aplicarnos el cuento los cristianos y los no cristianos porque el Evangelio cuando se saca a la calle no tiene barreras.

-----Oración final: Líbranos, Señor, de tantas palabras y palabreros y concédenos vivir como tú: desde los hechos liberadores.