Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 104 del periódico "TU"
-----La tradición cristiana ha bautizado con el nombre de Dimas (también con el de buen ladrón) a aquel bandido o malhechor que en el Evangelio de S. Lucas (23, 39-43) aparece crucificado con Jesús de Nazaret implorando y recibiendo de éste esperanza y misericordia.
-----Vamos a escribir la referencia más sobresaliente del Evangelio sobre este bandido-santo. Se encuentra en el capítulo citado: “Uno de los malhechores crucificados le insultaba diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros. Pero el otro intervino para reprenderle diciendo:¿Ni siquiera temes tú a Dios, que estás en el mismo suplicio? Lo nuestro es justo porque recibimos lo merecido por nuestros actos; pero éste no ha hecho nada malo. Y añadió: Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Jesús le dijo: Te lo aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.
-----Leyendo estos párrafos no resulta extraño que Guillermo Rovirosa, primer militante de la HOAC, se proyectara tanto en el buen ladrón que a la capilla que tenía en su casa la llamaba la Ermita del S. Dimas, que escribiera un libro que tituló: El primer santo cristiano, Dimas el ladrón y, sobre todo, que se identificara plenamente con él (Obras completas, tomo I pág. 273).
-----Es que realmente la figura de este malhechor (sufriendo tan cerca de Cristo y pasando de bandido a santo) es sorprendente. Su conversión fue fulgurante porque, no cabe duda, que la luz de Cristo transforma las circunstancias más profundas de la vida humana. Por eso: mirar, sufrir y estar cerca de Cristo es decisivo para el cristiano.
-----Rovirosa dice: “Aquella piltrafa humana clavada en una cruz en el calvario es el mismo Dios” y más adelante: No hay más que un solo valor absoluto que es Jesucristo. Todo lo demás (digo TODO, absolutamente TODO) no puede tener otro valor que el que se derive de su relación con Cristo”
-----¡Vamos ya todos a dejarnos de tantas zarandajas y pamplinas!
