Publicado en el Faro de Motril el 17-10-08.
Ignacion Peláez Pizarro
-----Aparte de empezar las dos con la vocal E, ¿tienen algo más en común estas dos ciencias del hombre?; ¿debe influir la Etica en la Economía?; ¿o son independientes totalmente?.
-----Estas y otras preguntas nos hacemos muchos en estos tiempos, en que todos hablamos de la “crisis económica”. Crisis de dimensiones planetarias y que no levanta cabeza, a pesar de las inyecciones multimillonarias que los Estados le administran.
-----Y cosa sumamente curiosa: esta crisis ha puesto de manifiesto un fenómeno que da que pensar: los amos del dinero defienden la máxima libertad del mercado y la mínima intervención de los Estados, cuando los vientos económicos les son favorables; pero cuando les son desfavorables, piden a gritos que los salve el Estado. ¿”Pa onde es pa lante”, que diría el castizo?.
-----Y es que nos hemos olvidado de la Ética y hemos construido una sociedad materialista, individualista y hedonista. Y así nos luce el pelo. Hemos separado la Ética de la Economía, de la Política, de la ciencia en general. Hemos olvidado que el hombre es un todo, una unidad, que si la troceamos, la destruimos.
-----Por eso, todas las ciencias que atañen al hombre deben estar interrelacionadas entre sí y todas deben estar orientadas por la ciencia que estudia cómo debe comportarse el hombre, en cuanto individuo y en cuanto ser social, y tal ciencia es la Ética.
-----Es verdad que cada ciencia del hombre debe gozar de una amplia autonomía en su propio campo. Pero al ser el hombre una unidad, necesariamente convergerán muchas veces varias ciencias en un mismo tema o asunto de actuación del hombre. En tal caso debe haber otra ciencia que diga qué y cómo debe actuar el hombre. Esa es la Ética. Puede darse el caso de que la Política diga que se haga A, la Sociología, que se haga B y la Economía, que se haga C. Será la Ética la que dé luz sobre qué se debe hacer.
-----Además, la experiencia enseña que si la Economía no hace caso de la Ética, al final es el hombre el que sale perjudicado. Por ejemplo, si para vender más un producto, el dueño de un comercio ordena a sus empleados que oculten un defecto que tiene el tal producto, o sea, que mientan, es posible que vendan más y ganen más, pero está enseñando a mentir, está enseñando a sus empleados que lo mismo les puede engañar a ellos y si se descubre el pastel, tendrá que cerrar la tienda. Este señor no ha hecho caso de la Ética en su actividad económica y ha terminado perjudicando a otros y hasta a sí mismo.
-----Por eso, los primeros que trataron de Economía, aunque de manera rudimentaria, fueron los filósofos griegos y ellos no separaron la Economía de la Ética, porque tenían muy clara la unidad del hombre y del conocimiento. Después, en la Edad Media, fueron los escolásticos, culminando en la Escuela de Salamanca; todos ellos fueron de la mano de la Ética. Y el economista más famoso de todos los tiempos, el escocés Adam Smith, era profesor de moral.
-----La Economía y la Ética nacieron y crecieron juntas; pero desde hace unos dos siglos recorren sus caminos separadamente por la caída de los valores éticos en el hombre de la Modernidad. Pero al igual que en el terreno del pensamiento “el hombre moderno” ha devenido en el “hombre pos-moderno”, existencialista, desesperanzado y muchas veces nihilista, igual en el terreno de la economía hemos caído en la actual crisis aguda y globalizada, que, como siempre, la pagarán más los más débiles.
-----Y es que, como dice la Doctrina Social de la Iglesia, “también en la vida económico-social deben respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad. Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social” ( GS, 63).
-----La actividad económica, aunque es muy necesaria para la vida de los hombres y de los pueblos, no es sin embargo un fin en sí misma. Es un medio, un instrumento para el desarrollo del hombre, de todo el hombre y de todos los hombres. Ya que la persona es el principio y el fin de toda actividad humana, pues el hombre es el único valor absoluto, por ser imagen e hijo de Dios.-
Ignacio Peláez Pizarro
(Centro HOAC de Motril)