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sábado, noviembre 15, 2008

EN TIEMPO DE CRISIS ¿HAY ESPERANZA?

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Publicado en el Ideal de Granada el 14.11.08
Mª José Rodríguez Moreno




-----Desde hace unos meses, y sin mucha explicación, todo el mundo habla de la crisis económica. Rápidamente los poderosos de este mundo junto con los dirigentes de los países, liderados una vez más por EE.UU, se han puesto manos a la obra, buscando soluciones, que pasan por inyectar miles de millones a los bancos, y yo me pregunto: ¿sólo así se puede salvar este sistema? y ¿para esto sí hay dinero?. Si embargo, desde hace años se están asfixiando las economías familiares, como consecuencia del precio de la vivienda y de una “cultura”, que pone el “consumo desenfrenado”, como único camino para alcanzar la felicidad, sin preocuparse por sus consecuencias, consumo que va dejando en la exclusión a muchas víctimas, sobre todo en otros continentes; para las cuales, se nos decía, ni los financieros, ni los gobernantes podían intervenir,.

-----Pues bien, esta crisis que vivimos, provocada por una minoría, pero cuyas consecuencias estamos padeciendo en nuestras carnes la mayoría de ciudadanos y sobre todo los trabajadores, podemos convertirla (la crisis) en un tiempo de esperanza, porque quizás lo que se está tambaleando, es (ni más ni menos) la base en que se sustenta este sistema capitalista, que destroza la vida de las personas, de las familias y de la propia sociedad, al impedir que podamos vivir como seres humanos, desarrollando todas nuestras potencialidades. Este sistema, que se tambalea, pone en el centro de todo, el beneficio y convierte a las personas en seres unidimensionales: “el ser productor y consumidor” que dedica casi todo su tiempo de existencia, al tiempo de trabajo, para asegurar una vida de consumo, como único camino para alcanzar la felicidad.

-----En medio de tantas declaraciones y de tantas reuniones, lo que se ha puesto de manifiesto es que con este sistema económico se impide que la persona y las familias puedan vivir con la dignidad que les corresponde, y si no, pensemos ¿qué está pasando con nuestros niños, jóvenes y ancianos y qué está pasando con las familias en general?

-----El tiempo de crisis se puede convertir en tiempo de esperanza. Porque…y (¡soñemos por unos instantes!) si ante esta crisis, la clase trabajadora se une, muestra su solidaridad, (como en tantas otras ocasiones ha hecho) y manifiesta que, al compartir los bienes, se multiplican, llegan a todos, y se es más feliz, dando al traste con el valor del sistema del “sálvese el que pueda”.

-----O soñemos que los trabajadores (que todavía tienen trabajo) deciden libremente repartir el empleo, es decir, trabajar menos horas para trabajar todos. Sin duda se dispondría de más tiempo para dedicarlo a cosas importantes: el cuidado y atención de los hijos y de nuestros mayores, el cultivo de las relaciones de la pareja y de los vecinos, la solidaridad con los países del sur; y se experimenta que con este modelo de vida nos desarrollamos mejor como personas y como seres sociales, somos más felices y, en el seno de las familias, la convivencia es más armónica.

-----Y por qué no soñar en un mundo sin fronteras donde cualquiera pueda moverse de lugar en lugar, sin miedo a ser perseguido por no tener papeles. Un mundo donde no exista la violencia que genera este sistema injusto, que antepone el beneficio y el interés de unos pocos, a la vida y las necesidades de las personas, un mundo que excluye a muchos seres humanos.

-----En tiempo de crisis como el que vivimos (donde cada día miles de trabajadores son excluidos del mundo del trabajo, quedando al amparo de alguna subvención que le puedan otorgar, o a las puertas de la exclusión social) empuja a todos aquellos hombres y mujeres de buena voluntad a hacer visible ante los demás que todos estos sueños pueden ser realidad, que ya de hecho lo son, entre personas, familias y colectivos que han apostado por una vida basada en el ser y no en el tener, basada en la alteridad y no en el egoísmo y basada en el amor y no en el consumo.

-----Sólo sintiendo como propio el sufrimiento de los empobrecidos, se puede de verdad luchar contra la situación injusta. Pues bien, en medio de tanto sufrimiento, de tanta carencia, hay signos de esperanza. Son la luz, la verdad y el camino que nos manifiestan que es posible otro mundo, donde el ser humano viva desde otros valores distintos a los de este sistema.

-----Pero no basta sólo eso. La lucha por la justicia implica una responsabilidad personal y social. Pide cambios en las opciones personales, en los estilos de vida y también cambios para atacar las causas estructurales del empobrecimiento, poniendo las instituciones sociales al servicio de la justicia que necesitan los empobrecidos. Este compromiso hoy día pasa por un cambio del modelo económico y de los mecanismos que rigen el mercado y, por lo tanto se nos presenta como una oportunidad para construirlo. En época de crisis, el camino, aunque dificultoso, se puede llenar de vida y de esperanza, que brota de lo más profundo del corazón y que llama al hermano a caminar conjuntamente por la senda de la solidaridad y de la justicia, construyendo la aldea global donde todos tengamos cabida y podamos vivir.




Mª José Rodríguez Moreno
(HOAC de Granada)