Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 110 del periódico "TU"
-----Recuerdo que hace muchos años (Octubre 1973) hubo una tormenta que destrozó casi por completo un pueblo de la Alpujarra granadina, Albuñol, en donde yo vivía por aquellos tiempos y recuerdo perfectamente que por aquellos meses se vendió más lotería de Navidad que nunca. Mucha más. Estos días me ha venido al pensamiento esta historia al enterarme de que ahora, y como consecuencia de la crisis, me dicen, se está también comprando mucha lotería de Navidad.
-----¿Es posible este fenómeno en tiempos de tanto alarde de la ciencia y de la cultura? ¡Es que es una cosa muy gorda, pero que muy gorda, que en lugar de enfrentarse a los problemas se caiga en la trampa de la suerte y del azar!
-----Y más espantoso todavía es todo esto cuando estas desviaciones tan intencionadas se producen alrededor de la Navidad en la que sencillamente celebramos: “la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza” (2ª Corintios 8,9).
-----Aquí (en este texto) sí que no hay trampas, ni trucos, ni distracciones perversas. Aquí lo que hay es generosidad, igualdad, austeridad y afán de compartir: los cuatro puntos de apoyo del misterio de la Navidad.
-----Si esto es así, para celebrar dignamente la Navidad hemos de: -ser generosos, -luchar por la nivelación de los seres humanos, -por supuesto, no dejarnos engañar por las falsas razones que ocultan la crisis, ni por los juegos de distracción y, -finalmente, llenarnos del misterio de la cercanía de Dios.
-----Conclusión: una cosa es la lotería de navidad como maniobra de distracción, otra cosa es la navidad de la crisis como reajuste del capitalismo para que algunos (pocos) acaparen todavía más y para que los trabajadores queden más indefensos. Y otra cosa, bien distinta, es la NAVIDAD de Jesucristo para llenarnos de gracia, fuerza y humanidad (frente a las distracciones interesadas del juego y de la crisis)
-----¡Feliz Navidad!