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sábado, mayo 09, 2009

Una firma, por favor





Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 114 del periódico "TU"



-----Es aleccionador observar la reacción de la gente cuando le pides una firma a favor de una causa justa. Digo esto porque en estos últimos meses hemos puesto mesas en las calles y plazas del pueblo y de la ciudad solicitando al personal que se adhiera con su firma a un escrito dirigido al Parlamento Andaluz para exigir mejores condiciones de seguridad en el trabajo. ¿Cuál es la reacción de la gente?

-----La mayoría, una vez que le has dado la explicación y has entregado una octavilla, se decide a dar sus datos y a firmar y se nota que lo hacen con mucho gusto y agradecimiento. Hay otro grupo que, de entrada, se fía de los que solicitan la adhesión y, sin más, estampa su rúbrica. Se da un tercer grupo al que la prisa o la conversación con el móvil le impide pararse y finalmente algunos (los menos) dicen rotundamente que no. Otro dato: la juventud firma con mucha facilidad y pocas reservas.

-----Al mismo tiempo que voy haciendo este relato me voy acordando de la parábola del sembrador. En los momentos de la recogida también me venía a la memoria. La encontramos en el Evangelio de Marcos 4, 1-9. ¡Cuánta buena tierra hay! La mayoría es buena gente que se fía, cree, responde con agrado y colabora. “Que por mí no quede”, dijo una. Pero también está el terreno pedregoso, la tierra dura o poco profunda y “la semilla que cayó entre cardos que es como el que oye el mensaje, pero las preocupaciones del mundo y la seducción del dinero asfixian el mensaje y queda sin fruto” (Mateo 13, 22).

-----Desde la calle y en la calle se entienden mucho mejor esas imágenes del Evangelio. Sin duda. A los que van siempre de prisa, a los que no tiene tiempo para los demás, a los que carecen de sensibilidad ante el dolor ajeno hay que convertirlos en tierra buena y a la tierra buena hay que hacerla todavía un poco mejor.

-----¡Una firma, por favor! Gracias.

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