Antonio Hernández-Carrillo
Publicado en nº 116 del periódico "TU"
-----
-----Esta sección de nuestro TÚ, Evangelio en la calle, la vamos a dedicar en esta ocasión a la XII Asamblea que la HOAC celebramos del 13 al 16 de Agosto pasado. Hay muchas razones para ello. Me voy a limitar a tres (que considero más importantes y que pretenden ser una síntesis).
----En primer lugar porque toda la Asamblea (al igual que las once anteriores en las que he tenido el honor de participar) ha rezumado Evangelio. Desde la oración de las mañanas pasando por las distintas intervenciones hasta la Eucaristía de las tardes todo giraba alrededor de la Buena Noticia. La identidad de los cristianos que allí participábamos consiste en ser fieles al mensaje de fraternidad y lucha que se desprende de la vida y obra de Jesucristo y allí se notó. Y mucho. Lógicamente, con todos nuestros fallos.
----En segundo lugar porque Asamblea quiere decir Iglesia e Iglesia quiere decir Asamblea en su lenguaje más original (hebreo y griego).La Iglesia es, pues, la Asamblea del Señor. Y esto es lo que abundó en esos días: alrededor de 800 personas conviviendo, participando y demostrando con vivacidad, tesón y alegría que queremos ser Asamblea-Iglesia (Mateo 16,18 y 18,17) en el mundo obrero construyendo el proyecto de Jesús de Nazaret en estos momentos de crisis.
----Y en tercer lugar porque en la Asamblea no se hizo otra cosa sino hacer resonar en nuestros labios lo que llevábamos en el corazón: la dura y, a veces, sangrante vida de los parados, los pensionistas con subsidios de miseria, los jóvenes sin esperanza, las mujeres marginadas, las víctimas de los accidentes laborales, los inmigrantes, los hambrientos… No nos hemos reunido (bien lo sabe Dios) para mirarnos el ombligo, ni echar incienso, ni hacer liturgias desencarnadas.
Por eso concluyo: la Asamblea fue una gran celebración de la comunidad que quiere (contra viento y marea) vivir el Evangelio y luchar en medio del sitio que le pertenece: la calle.