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sábado, marzo 07, 2009

Defender la familia

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Publicado en el Faro de Motril el 01-03-09
Rafael Martínez Martínez



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-----Esta es una de las frases que siempre queda bien en cualquier discurso político “Vamos a defender a la familia”. Incluso es utilizada por algunos sectores sociales para intentar atacar a otros “¡Ellos no defienden a la familia!”, “¡Quieren destrozar la familia!”

-----La cuestión es ¿qué significa defender la familia?¿Cuáles son los peligros reales que tienen nuestras familias hoy?

-----Lo primero es admitir que no existe un modelo único de familia, y además que no se puede imponer ningún modelo. En una sociedad plural y multicultural, y además tan compleja como la nuestra, esto no es posible. Pero que existan distintos modelos de familia no significa que se esté atacando esta institución. Familias monoparentales, o parejas del mismo sexo no son, a mi modo de ver, el problema real de la familia hoy. La base que constituye la familia tiene que ser el amor, (un amor que para el cristiano ha de ser como el que Jesucristo demostró por el hombre y por la mujer), que sirva para el desarrollo integral de todos sus miembros, especialmente de los más pequeños y vulnerables, que se les ofrezca educación, apoyo, protección, por supuesto también los medios materiales para subsistir, pero todo basado en esa relación de amor familiar. ¿Y eso no es posible encontrarlo en cualquier modelo de familia? Y si no está presente ó no es lo principal ¿es por culpa del modelo o por otras razones?

-----Creo que los problemas que puede tener cualquier familia hoy no dependen del modelo, dependen más de la cultura que ha generado nuestro sistema económico capitalista, que se ha metido de lleno en todos los ámbitos, y también en la familia. Una cultura consumista, individualista, que busca el placer inmediato al precio que sea.

-----Y entonces se ve como normal que un padre y/o una madre, o los progenitores en general, tengan que estar todo el día trabajando para conseguir un salario que gastar el fin de semana en el centro comercial. Y, por tanto, es normal que no haya un contacto familiar (faltan caricias y “achuchones”), sólo en breves momento y siempre deprisa. Y así los hijos pasan el día de una actividad a otra para ocupar su tiempo, para consumir su tiempo. Se ve normal que cada miembro de la familia tenga su habitación privada con todos los equipamientos tecnológicos necesarios para que todos hagan las mismas cosas, pero cada uno de forma individual.

-----Y estoy planteando una familia acomodada, con cierta estabilidad laboral, ¿qué pasa con la gran cantidad de familias en las que los progenitores están en el paro o tienen trabajos precarios? Pues que son familias precarias. La deslocalización, la flexibilidad horaria… esas palabras benditas para el sistema porque aumentan los beneficios, ¿qué hacen con las familias? Sin duda, a poco que pensemos, nos damos cuenta de que la destrozan. Y no digamos cuando no se dan las condiciones de seguridad y se producen accidentes laborales que podrían ser evitados, ¿no destroza eso las familias?

-----Cuando las personas son utilizadas como objetos de usar y tirar, cuando pierden su dignidad, la palabra “familia” pierde todo su significado, y eso es lo que pasa para nuestro sistema capitalista, sea el modelo de familia que sea, no cuenta para nada.

-----El sistema solo entiende de individuos aislados, solo quiere individuos dispuestos, dóciles, flexibles … olvidando que un hombre, que una mujer, son ellos y su familia. Somos personas en tanto que pertenecemos y formamos parte de una familia. El sistema olvida esto completamente, no le interesa, es más, combate esta concepción de persona para propiciar individuos sin rémoras familiares, flexibles, productores y consumidores.

-----¿Qué tiene que significar, entonces, defender la familia? Por supuesto defender la dignidad de cada persona, sea quien sea, con la orientación sexual que sea. Recuperar el trabajo como parte de la realización personal, y que se trate cada trabajador como una persona con derechos y no como un elemento más de la economía de mercado que hay que rentabilizar. Defender la familia es plantear una auténtica conciliación laboral –familiar, que busque de verdad el beneficio de la persona, considerada como parte de una familia en la que tiene que desarrollar su vida. Defender la familia es trabajar por unas condiciones de trabajo dignas, que se reduzcan los accidentes laborales, que destrozan tantas familias. Es que existan unos salarios dignos que permitan una vida familiar de verdad, que los servicios públicos funcionen bien para todos: salud, educación, transportes, etc. Defender la familia es recuperar los espacios comunes para todos su miembros: de ocio, de descanso, de comida, de diversión… de vida

-----Defender la familia es también producir un cambio cultural, claro, pero no para intentar volver a un pasado que ya no existe, sino para hacer una cultura y una sociedad en la que el centro sea la persona, hombre y mujer, imagen de Dios. Defender a la familia tiene muchos campos, y en casi todos desde la Iglesia tenemos mucho dicho a través de la Doctrina Social, y por tanto tenemos mucho que decir para ir acercando este mundo a ese Reino que Dios quiere para todos.


Rafael Martínez Martínez
Centro Hoac de Motril