CONCENTRACIÓN-DENUNCIA Y EUCARISTÍA EN RECUERDO DE TODAS LAS VÍCTIMAS DE ACCIDENTES DE TRABAJO EN NUESTRA PROVINCIA
Convocados por la HOAC hemos vuelto a encontrarnos en este acto alrededor de 100 personas procedentes de distintos lugares.
Ha sido muy emotivo el saludo y cercanía con los familiares de algunos de las víctimas de accidentes en nuestra provincia en los últimos meses.
La eucaristía ha estado presidida por el Consiliario diocesano y en un clima de oración se han ido recordando todos y cada uno de los muertos en el trabajo ocurridos durante el año 2006 en Granada.
La mayoría, de los accidentes y enfermedades profesionales que hoy se producen no son efecto de ninguna fatalidad, sino de trabajar en unas condiciones que ponen innecesariamente en peligro la salud de los trabajadores; son un sufrimiento injustamente impuesto a los trabajadores, porque muchos son perfectamente evitables. De ahí la importancia de combatir la resignación y asumir la responsabilidad de construir unas condiciones de trabajo en las que sea posible mejorar la seguridad y salud de los trabajadores.
El valor sagrado de la vida humana debe ser un criterio fundamental que presida la vida social en todos sus aspectos, también en la forma en que se organiza el trabajo y en las condiciones en que se realiza.
¡Que estas muertes no nos dejen indiferentes!, porque la indiferencia ante el dolor de los trabajadores y de sus familias es uno de sus factores de riesgo para que estas muertes y sufrimiento continúen dándose entre los trabajadores y sus familias.
Creyentes y no creyentes estamos llamados a luchar con empeño para poner freno a esta sangría, por eso en el contexto de la Eucaristía y desde aquí seguimos invitando a todos los granadinos-as a participar en este acto de denuncia y oración.
Convirtámonos en voz de los sin voz, en la voz de los que ya no están entre nosotros.
Invitemos a otros compañeros a que nos acompañen y que el mes que viene, el 1 de marzo a las 19,30 hora en la Iglesia de S. Francisco (Camino de Ronda) seamos muchos más, hasta que llegue el momento en que no tengamos que celebrar más concentraciones, porque el trabajo sea fuente de vida y desarrollo de la persona y no de muerte y enfermedad.