Comisión Permanente de
-----Para todas ellas un recuerdo agradecido y que su ejemplo incansable de lucha nos anime y estimule.
-----Este año, y después de cumplirse los 75 del sufragio femenino en España, constatamos los avances que se han ido dando en nuestra sociedad para ir superando la tradicional asignación de roles e identidades de género: ley para la igualdad efectiva de mujer y hombre, contra la violencia de género, para la conciliación de la vida familiar y laboral, atención a personas en situación de dependencia, etc. También vemos con optimismo que la tasa de empleo (54%) entre las mujeres va aumentando.
-----Pero nos preocupan las dificultades de la mujer para incorporarse al trabajo (el paro femenino dobla al masculino); y también que cuando lo hace su posición es menos ventajosa (el 17% de las mujeres está en la economía sumergida); en trabajos pocos cualificados (a igual nivel educativo y edad, la tasa de paro sensiblemente más alta); precarios (35,7% de temporalidad); mal retribuidos (la brecha salarial se sitúa en la actualidad en el 34,7%); con mayor riesgo para la salud (el consumo de antidepresivos y tranquilizantes es el doble en las mujeres que en los hombres). Sobre ella sigue recayendo el cuidado de la familia y las tareas domésticas (el 65% de los que se hacen cargo de personas dependientes son mujeres; y el 96% de los que abandonan una ocupación remunerada por motivos familiares o personales, también). Es donde ha aumentado más la inmigración (un 8% más que en los hombres, situándose en estos momentos en el 45%) y las que más sufren la pobreza (62%).
-----Todo esto pone de manifiesto que todavía no hemos superado la división sexual del trabajo; y que al sistema de producción y consumo le viene bien mantener esa diferencia de género. La mujer se ve obligada a elegir entre su vida familiar y su vida laboral, y en el mejor de los casos a compaginar «ambas vidas», pero aceptando la organización del trabajo que le impone el sistema y no la que en verdad la tenga en cuenta como persona, a su familia y su desarrollo. Así la mano de obra barata y flexible que son las mujeres renuncia a tener hijos, o lo retrasa; el cuidado a la familia y de las tareas domésticas, al no tener un valor productivo ni económico, son «invisibles». Esta dinámica, típica de este sistema económico, convierte en mercancía a la trabajadora, pues la usa según la demanda del mercado.
-----Nosotros y nosotras como seguidoras de Jesucristo manifestamos que el hombre y la mujer son iguales en dignidad; reivindicamos la necesidad de redefinir la masculinidad y la feminidad desde otros parámetros distintos a los actuales, caminar hacia una ética de la diferencia y de la corresponsabilidad, hacia una cultura y educación que promueva otros valores; recuperar en el seno de la pareja el sentido de la maternidad y la paternidad; integrar familia y trabajo, reestructurando el tiempo de trabajo y el tiempo de vida; y compartir la responsabilidad en el ámbito doméstico.
-----En este día nos unimos, junto con
Madrid, 8 de marzo de 2007.