-----La pregunta se ha colado en las redacciones de todos los periódicos y en las tertulias de las cafeterías.Los grandes capitostes de la Banca y las finanzas, los amos del dinero, para entendernos, siempre han defendido “más Mercado y menos Estado”. La máxima libertad de mercado ha sido la ley santa y suprema de la economía capitalista. Y junto a la ley, pura y dura, de la oferta y la demanda, han puesto otra ley no menos suprema: la de la “mínima intervención del Estado”. Era la ley de Juan Palomo: yo me lo guiso y yo me lo como.
-----Pero hete aquí que, por arte de birlibirloque, se ha venido abajo el sistema financiero y bancario. Han caído soberbias columnas de la Banca y de la gran Empresa; las Bolsas se han hundido; el dinero ha desaparecido y la confianza en el sistema se ha resquebrajado.
-----Y en este Octubre negro de 2008, los grandes capitostes de la Banca y las finanzas, los amos del dinero, para entendernos, han alzado a una sus brazos suplicantes gritando: más Estado, más Estado!!. Y han pedido a los Estados que intervengan, porque de lo contrario nos hundimos todos. Y los Estados han intervenido con una generosidad histórica e inusitada.
-----A la vista de ello, respóndanme por favor: ¿más Mercado y menos Estado? O ¿más Estado y menos Mercado?.
-----Confieso ser analfabeto en la ciencia de la Economía; pero para hacerse esa pregunta, visto lo visto, no es necesaria mucha ciencia, sino un poco de sentido común.
-----Muy grave debe ser la actual crisis, cuando los Estados se han apresurado a poner dinero en la Banca en cantidades astronómicas, difícilmente imaginables. Muy serio debe ser el tsunami financiero, cuando ya están hablando de una cumbre de los países para refundar los principios financieros del capitalismo.
-----Y uno, ingenuo, se pregunta si estos grandes habrán caído en la cuenta de que una Economía sin Ética produce muchas víctimas, como ha sucedido. Porque la Economía sin Ética se convierte en fin en sí misma, su objetivo principal es el lucro, los dividendos, y las personas quedan convertidas en meros instrumentos para alcanzar ese lucro. Y eso es lo que ha ocurrido en esta crisis.
-----La Economía sin Ética es una ciencia sin alma, que concibe al hombre como “productor-consumidor”: si puedes producir y consumir, eres útil; si no, no vales, eres una carga pesada y muerta. Así el hombre, que ha nacido para desarrollar sus muchas capacidades, queda disminuido. Así el hombre, que posee varias dimensiones: la personal, la social, la artística, la intelectual, la religiosa,…queda relegado sólo a una: producir para consumir, y consumir para más producir.
-----Sin Ética, la Economía socava la grandeza de la persona humana, centro y cima del cosmos. Ya lo dijo aquel gran Papa Juan XXIII en su carta Mater et Magistra nº 219: “El principio capital, sin duda alguna, de esta doctrina afirma que el hombre es necesariamente fundamento, causa y fin de todas las instituciones sociales”; y el Concilio Vaticano II en el nº 12 de la Gaudium et Spes dice: “todos los bienes de la tierra deben ordenarse en función del hombre, centro y cima de todos ellos”.
Esto es lo que viene defendiendo la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) desde sus comienzos. Pero poco caso hacemos, incluidos muchas veces los mismos eclesiásticos.
-----Por eso esta crisis, de dimensiones globales, podríamos convertirla en una oportunidad de mejorar la vida humana si nos convenciéramos de dos cosas:
-----a) una, que la Economía debe ir de la mano de la Ética, pues ambas son ciencias del hombre -----y el hombre es uno, no está dividido; ambas tratan de los actos del hombre y la Ética es la -----que dice cómo ha de ser la conducta del hombre; y
-----b) otra, que todos deberíamos llevar una vida austera, sin derrochar, porque los bienes son -----limitados y porque debemos compartir.
-----¿Será mucho pedir?. Seguramente. Por ello consideramos que, siendo necesaria y conveniente la libertad de la iniciativa privada y la libertad de mercado, no debe ser omnímoda y sin unos límites razonables; por lo cual, consideramos también necesaria la intervención vigilante del Estado para corregir posibles abusos, para tener en cuenta a los más débiles a la hora de distribuir bienes y servicios, para salvaguardar en definitiva uno de los principios básicos de la DSI: el destino universal de los bienes, como bien decía el antes citado Juan XXIII: “todos los bienes de la tierra están destinados, en primer lugar, al decoroso sustento de todos los hombres” (MM, 119).
-----Sólo teniendo en cuenta esto al hablar de la economía, podremos responder a la pregunta del título.-
Ignacio Peláez Pizarro
(HOAC de Granada)