Publicado en el Ideal de Granada 06-11-09
Mª José Rodríguez Moreno
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----- Llevamos meses en nuestra sociedad casi con un tema monográfico: nuestros políticos, medios de comunicación, tertulias, diálogos… todos durante meses nos han hablado de la gripe que nos va a venir. Primero provocan alarma social, miedo, en algunos casos, hasta pánico, para posteriormente, una vez creado, ir quitándole importancia y en donde anteriormente dije digo, ahora digo diego, donde se preveían muertes masivas, ahora ya no. Los protocolos se modifican casi a diario, lo que hoy son grupos de riesgo, mañana ya no lo son. Y cabe que nos preguntemos todos los ciudadanos: ¿Por qué? ¿Quizás esto pueda responder a determinados intereses? Todos conocemos reflexiones, mensajes… que comunican lo que puede haber detrás de tanta palabrería, y mientras tanto el paro sigue subiendo, la crisis cada día afecta a más y más trabajadores, familias que van cayendo en la exclusión, pero de esto ya casi ni se habla. Parece que ya hasta pensamos que debe ser así y que hasta que no se supere esta “maldita crisis” en la que no olvidemos quienes nos han metido, nada se podrá arreglar. Los políticos nos dicen que ya vamos saliendo, que se nos van a subir los impuestos para que repercuta positivamente entre los parados, que aunque quedan unos 9-10 meses malos aún (y en el caso de España más) lo peor ya ha pasado.
----- Pero yo me pregunto ¿pueden opinar eso mismo las familias que han perdido todo?, ¿que han tenido que vender las pocas pertenencias que tenían o que los han embargado?, ¿las familias que a diario tiene que acudir a los comedores sociales para poder alimentarse o a las instituciones para recibir un subsidio que les permita malvivir.
----- Un programa de televisión que vi hace poco tiempo nos lleva a la dura realidad, a una de las principales causas por la que hoy está enferma nuestra sociedad. Esta es la mayor y más grave patología, la más prevalente que está sufriendo la clase trabajadora en estos momentos: “El paro de larga duración y sus consecuencias”. No es la gripe la enfermedad predominante, ni lo va a ser. No estaría de más que se estudiaran las patologías que están dándose en el seno de las familias, el gasto que está suponiendo para la sanidad pública esta crisis, las consecuencias físicas, psíquicas y sociales que está teniendo y sus repercusiones en la vida de las personas, familias e instituciones públicas.
----- Mientras tanto nos atontan con cuentos como decía el poema de León Felipe “Yo no sé muchas cosas es verdad, digo tan solo lo que he visto, tan solo lo que he visto y he visto…”: hombres y mujeres en las colas del INEM, que deambulan por las calles echando currículum diariamente para que vayan al cubo de la basura de las instituciones y empresas, mientras tanto nos entretienen con esperanzas ficticias o “nos atontan con cuentos”, dígase la alarma social que nos han creado frente a la gripe A. He visto personas deprimidas, familias destrozadas, niños que no pueden acudir a actividades extraescolares, o a terapias por no tener para pagarlos sus padres, abuso de drogas (medicación: ansiolíticos, antidepresivos, alcohol…), aumento de la agresividad. Pero como en toda enfermedad, también existen las terapias. Estas en muchos casos, están aún por experimentar.
----- Quizás falte voluntad, decisión o valor en nuestra sociedad para terminar con esta enfermedad. Quizás las propias organizaciones obreras no saben, o no pueden dar respuestas tampoco. Pero es hora de actuar. Todos (incluidos los políticos y la iglesia) hemos de movilizarnos para poner freno a esta epidemia, que si que está matando, destruyendo al ser humano y convirtiéndolo en una marioneta adormecida, inválida y sin futuro.
----- Creo que algunas cosas se están haciendo, pero aún se pueden hacer muchas más. Sólo desde la unidad de los trabajadores y trabajadoras, con acciones de denuncia para exigir por derecho, lo que hoy se nos está dando por limosna, sólo con la movilización y solidaridad de las familias, sólo con políticas sociales verdaderas, sólo viviendo desde otros valores diferentes a los dominantes (el compartir, la solidaridad, la responsabilidad, la gratuidad, el altruismo…), podremos curar esta grave enfermedad y evitar recaídas en un futuro.
----- Porque también he visto en esta situación de crisis brutal que afecta predominantemente a los trabajadores y trabajadoras mucha solidaridad, muchos signos de esperanza. Solidaridad familiar, vecinal, institucional (Cáritas, Cruz Roja, muchas otras ONG) dedican su tiempo sin descanso a intentar paliar las necesidades humanas). He visto también nuevas iniciativas; como familias y vecinos que se unen para hacer comidas comunes (se ahorran gastos y se comparten los bienes), bancos de tiempo que a través del trueque rompen con una economía de mercado que ha llevado a que los ricos y su deseo de acumular, lleve a la pobreza de la mayoría; gestos solidarios que ponen de manifiesto las causas de esta crisis como el organizado por la HOAC de Granada en abril del 2009, acciones como la de Santiago Cortés que saliendo de su problema individual, intentó y consiguió respuesta para todo un colectivo de parados, gestos como los que vienen haciendo la Asamblea de parados de Granada denunciando y exigiendo trabajo, porque no podemos olvidar que el trabajo dignifica a la persona.
----- La iglesia tampoco está al margen de estas situaciones. Son muchas las parroquias, grupos de creyentes, trabajando en buscar soluciones, realizando acciones de solidaridad, fomentando iniciativas que palíen o alivien estas situaciones que degradan al ser humano. Pero creo que se debe dar un paso más: potenciar y fomentar que el trabajador y trabajadora sean valorados como “personas con dignidad por ser hijos de Dios” y que todo: la economía, la política, la cultura debe estar a su servicio, como nos lo recuerda en múltiples ocasiones la Doctrina Social de la Iglesia. Colaborar en esta dirección, es ir poniendo los cimientos de una nueva sociedad más próxima al Reino de Dios. Una iglesia cercana a los que sufren, que toma partido por ellos ante la injusticia, que es capaz de denunciar y vivir desde otro estilo de vida diferente al dominante, es una iglesia viva que anuncia una Buena noticia para los que hoy sufren.
Mª José Rodríguez Moreno
Militante de la HOAC - Granada
Militante de la HOAC - Granada