BENDICE SEÑOR ESTOS ALIMENTOS ...
Ana Constan
Parecerá una tontería pero a mí estas fechas me rejuvenecen. Sé que a la mayoría de las personas les ocurre lo contrario: se ponen tristes, se agobian o simplemente se les altera el carácter y su único deseo es que pasen pronto. A mí no, nada de eso. No tenéis más que mirarme. ¡Como una flor! Además ¿no me notáis nada…especial? ¿Ningún cambio? ¡a mejor, claro! Fijaos, fijaos un poquito. ¡A que ya sí!
Tengo que reconocer que hoy la peluquera se ha esmerado. Claro que antes la puse sobre aviso. Un día tan especial no puede pasar así como así. Le dije: Loli, esta noche viene mi hijo con su familia a cenar a casa y quiero que todo esté “a la altura de las circunstancias”.
Je, je, lo de “a la altura de las circunstancias” lo escuché en un programa de televisión y me gustó tanto la frase que la memoricé y esperaba la ocasión adecuada para colocarla. Con ella me salió tan natural que me dijo: señora Marta, está usted desconocida, tan alegre y risueña. Tan jovial.
Cómo querrá que esté, la muy tonta. Un hijo no viene todos los días a casa de una, o por lo menos el mío no. Como trabaja tanto, no tiene tiempo. Así que le contesté: tú, haz tu trabajo y procura que se note. Y sí, tengo que reconocer que la jodía se ha esmerado.
Oh, dios mío, es tardísimo. Menos mal que, como soy tan previsora, antes de ir a la peluquería dejé el pollo relleno. Ya lleva en el horno cuarenta minutos a fuego lento. A mi Luis siempre le ha gustado el toque que yo le doy con esa salsita de zanahoria y puerro ¡siempre me lo celebra!
Lástima que sea tan de tarde en tarde.
El año pasado no pudieron venir para nochebuena, como trabajan tanto, no tienen tiempo. Además a eso se sumó que mi nieto Andresíto estaba en Londres y tuvieron que ir a verlo. Andresíto, bueno Andrés, que a él ya no le gusta que le llame así, ha empezado a trabajar como cirujano, dicen que en una clínica muy importante. No lo dudo, pero seguro que allí no come en condiciones.
Los entrantes también están listos ya, me han quedando de un colorido precioso, ¡se meten por los ojos! Cuando los vea mi nieta dirá: ¡espera abuela, que voy a inmortalizarlos!… y sacará la cámara de fotos inmediatamente. Se llama Sandra, como su madre. Y es abogada, también como su madre. Trabaja en EE UU desde hace cinco años. ¡Cinco nochebuenas ya, que no los veo!. Claro, como trabajan tanto, no tienen tiempo.
Uf, ya tengo a punto de nieve las claras, sólo me queda añadirles el resto de ingredientes y… al frigorífico. Es que a la benjamina de la casa le encanta la mousse de limón y esta noche, siendo como es… tan especial, no podía faltar en nuestra mesa.…
Ay, el teléfono. Por Dios, con lo liada que estoy. ¡Voy, ya voy!… Vaya qué oportuno… y aún me queda vestirme… ¿Sí, dígame? ¡Hola, hijo!... Ah… ya, ya… no podéis venir… Sí, sí, claro que sigo aquí. ¿Adónde voy a ir? Sí… el próximo año. Adiós y un beso.
Sí, un beso, hijo mío. Qué lástima que estés tan ocupado, que trabajes tanto y no tengas tiempo. Bueno… seguro que han hecho lo posible por venir… son mis hijos…. a veces, las cosas se tuercen y… debo tranquilizarme… tomarlo como lo que es, un contratiempo…lo mejor será que… ¡Huy, Dios mío! ¿Es la puerta? ¡Sí, han llamado! ¿Quién será a estas horas? Qué tontería, quien sea, bueno es.
¡Marta, contrólate! seguro que habrá mejor ocasión que esta, para las lágrimas. Ahora hay que abrir la puerta y no es momento para escenas.
¡Buenas noches! ¡Qué alegría! Pasen, pasen, no se queden ahí parados. Adelante, están en su casa. La cena está preparada. Todo está dispuesto.
Por favor, si no le importa, siéntese allí y presida la mesa. Y ustedes háganlo aquí, a mi lado. El corazón es muy traicionero y, a veces, se deja llevar por el frío de estas fechas.
Bendice señor estos alimentos que vamos a…
Ana Constán
Motril 19/11/13