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sábado, junio 06, 2009

A vueltas con la crisis

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Publicado en el Ideal de Granada el 26-05-09
Isabel Rodríguez Martín



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----- Me dicen que qué es la crisis. Y yo pienso que de crisis se habla ahora; en mi juventud no se hablaba de crisis; se hablaba de hambre, de pobreza, de miseria. Eso era lo que conocíamos, pero, a pesar de ello, nos sentíamos más felices.

----- Ahora se habla de crisis. Y yo me pregunto de qué crisis se habla. Será de la crisis del desarrollismo, de la opulencia, del consumismo. Qué bien lo hacen los que mueven los hilos del poder!. Ellos preparan cuando quieren que se hable de que España va bien, o de que estamos en crisis. Y nosotros como corderillos nos vamos adaptando a lo que ellos mandan; sabiendo que todo esto es fruto del egoísmo y de la mala organización de la sociedad.

----- Si les preguntáramos a los inmigrantes, que vienen en pateras, qué es la crisis, ¿qué dirían?. Pienso que ellos quizá no entenderían, porque en sus países de origen no se conoce la opulencia, ni el consumismo; sólo el poder comer algo para subsistir. Nosotros nos hemos preocupado de dar a conocer nuestro país como la solución para que vivan mejor, haciéndoles ver que aquí estamos en el paraíso; un paraíso falso, deshumanizado y lleno de individuos que van cada uno a lo suyo, sin pensar en el daño que nos hacemos, y sabiendo que esto no nos hace felices, pero seguimos liando la maraña, cuyos resultados ya estamos viendo.

----- No es necesario poner aquí todo lo que está pasando en nuestra sociedad. Sólo abriendo los ojos y extendiendo la vista, veremos la estampa tan desoladora que tenemos: tres millones y medio de parados y con un incremento diario de seis mil, y siempre del mismo color; una inseguridad en el trabajo: cada vez hay menos trabajo, pero más accidentes laborales; colas en el INEM; inmigrantes que ni tienen trabajo, ni vivienda, ni pueden cobrar el paro por no estar dados de alta, y escondiéndose como fugitivos para que no los deporten a sus países, siendo ya muchos los muertos en las pateras.

----- Por desgracia, esta crisis nos llevará a más sufrimientos, porque se crean más divisiones, intereses privados e indiferencia. Todos queremos vivir mejor a costa de lo que sea; pensamos que consumiendo más y gozando alocadamente más, seremos más felices; y así vemos que los fines de semana y los “puentes”, los albergues se llenan, faltan pistas en Sierra Nevada, las autovías resultan pequeñas para tanto coche, hay más muertos en la carretera, “¡como a mí no me va a tocar”!. Seguimos trabajando y consumiendo, habiéndonos convertido en “productores-consumidores”.

----- Y yo me pregunto: ¿dónde está esa felicidad tan ansiada, dónde ese bienestar tan cacareado?. Porque es verdad que todos comemos bien, vestimos bien, lo pasamos bien. ¿Pero somos realmente más felices? ¿estaremos abrigando unas apariencias falsas? Porque en la sociedad se ven cada vez más problemas: muchos padres no saben cómo educar a sus hijos; los jóvenes hacen “botellón”; más mujeres asesinadas; y más miedo…

----- ¿Qué nos pasa?. Hemos perdido el norte, nos han materializado y nos han convertido en robots, que manejan como quieren; hemos perdido nuestros valores, que son los que hacen a la persona. Y lo peor es que lo sabemos, pero no reaccionamos y por eso nos refugiamos cada cual en sus cosas, que no tienen vida, pues lo material no llena el corazón de la persona, por lo que no nos sentiremos felices.

----- Mientras, los que manejan el poder dan una cara de que están preocupados, cuando en realidad son hipócritas, pues ellos nos han puesto la carnaza para que caigamos, y se pasan el tiempo peleándose como niños mal educados, por no decir otra cosa. Qué poco tienen en cuenta la dignidad de la persona y sus sentimientos ¡, cuando es lo que más vale y lo que hará feliz a la persona. Por eso decía Jesús: tened cuidado, que los grandes os oprimen (Mt 20, 25). Estoy segura de que Dios, lo mismo que en el pasado escuchó el clamor de su pueblo esclavizado, hoy sigue escuchándolo y nos invita a los cristianos a que nos levantemos y gritemos, para que recuperemos nuestra dignidad y trabajemos por la unión y la igualdad de todos, pues Dios nos dio la dignidad y la libertad de ser hijos suyos.

----- Así seríamos más humanos, más solidarios y más felices. Porque la persona es lo más importante; y cuando lo descubrimos, nos damos cuenta de lo necesario que es desarrollar los valores, que son los que hacen felices a la persona, la humanizan y la acercan a los demás, sintiendo sus problemas como propios; y así se construye la comunión de unos con otros, pues todos necesitamos de los otros.

----- Por eso pensemos que esta crisis puede servirnos para reflexionar que no somos más cuando más tenemos, ni somos más felices, sino cuando nos respetamos, cuando sabemos escuchar y dar consuelo y cariño, en una palabra, cuando nos amamos.

Por ello pienso que a veces hay más crisis de amor que de otra cosa, porque el amor es como un manantial que nunca se agota. Lo digo porque yo tengo fe en Jesús de Nazaret, que toda su vida fue predicando que nos amáramos, y murió y resucitó por lo mismo, y nos invita a que salgamos de esta crisis siendo más humanos y más persona. Recordemos el refrán que dice que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita.


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Isabel Rodríguez Martín
Hoac de Granada